martes, 17 de enero de 2012

Ella es mi mejor regalo

A veces las cosas se tuercen irremediablemente, estamos sin duda sometidos a un futuro del todo incierto.
Recuerdo las miles de veces que sus palabras de aliento recaían sobre mi espalda, que sus manos de porcelana acariciaban las mías como aun lo hacen y espero que aún hagan durante muchos más años.
Pasan cosas que nos sorprenden, que nos hacen caer de golpe a una realidad que sin duda ignoramos o tratamos de evitar a toda consta por no sufrir.
Cuando amamos a las personas no importa como ni donde estén, esta claro que si las amamos las amaremos allá donde vayan.
Está vez la vida, como dice Serrat, me ha besado en la boca y me he despertado sin saber que pasa.

Entre los abuelos y los nietos existe un vinculo difícil de explicar. Hoy mientras le compraba a mi abuela una muñeca en la tienda del hospital, la señora que me aconsejaba me decía que los nietos somos la sal de la vida de los abuelos. Que a los nietos se les consiente todo aquello que no se consiente a un hijo y sobre todo, que un regalo de un nieto se recibe en muchas ocasiones con mayor emoción.
Hoy me ha emocionado ver como mi prima Anita de tan solo 8 años le regalaba a mi abuela de 73, la cual lleva dos semanas en la cama de un frío hospital, una pulsera que había hecho esa misma tarde para ella.
Saber que esa pequeña de rizos siente exactamente el mismo miedo que yo a que algún día nos falten esas manos tan suaves, me ha hecho sentirme pequeña, más pequeña que ella aún.
Hoy mi abuela me cogía la mano y mientras decía que le transmitía cariño, que no todo el mundo puede hacer eso y que por favor la dejara que me tocara. Hoy he comprendido que esa mano que hoy ella me tendía es la que ha estado conmigo durante 22 años. La que ha crecido conmigo, la que me enseñó a dar mis primeros pasos o a decir mis primeras palabras. Ella ha sido y es la sombra de mi madre, esa mujer de pelo blanco que puede con todo, esa señora a la que tantas veces el destino ha querido castigar con cosas a veces innombrables.
Esa madre, abuela, hija, tía o hermana que ha sido exactamente lo que todos hemos querido alcanzar algún día.
Estoy convencida de que esta es una batalla más a la que tenemos que hacer frente juntas, ella ha sido siempre el bastón en el que yo me he apoyado cada vez que lo he necesitado, ahora lo que toca es invertir los papeles. Ahora la que necesita mimos y requiere cuidados es ella, la que me necesita a mi y nos necesita a todos es ella y yo solo espero poder estar a la altura, poder ser lo que ella espera de mi.
Diré que durante 22 años he conocido a muchas mujeres, he saboreado la sabiduría de otras muchas y he probado la calidez de sus manos amables pero nunca jamás he sentido con ninguna lo mismo que con mi abuela.
Está bien, pensará la gente que qué va a decir una nieta de su abuela, pero ella es diferente a todas las demás.
Hace muchos años se enfrento a la muerte cara a cara y supo jugar sus cartas, saco de dentro de sí misma la fuerza para enfrentarse a ese momento al que nadie quiere llegar y logró la victoria. Una victoria que va camino de 17 años. Yo ni siquiera lo recuerdo por que era pequeña pero no pasa el día en el que varias personas me recuerden su valía y fortaleza.
Ella es y siempre será el mejor regalo que la vida quiso darme, para mi y para todos los que tienen el placer de conocerla, no tengo conocimiento alguno de una sola persona que la haya dado la espalda. Miento, conozco a un médico ineficaz hasta el extremo, cobarde como el mismo e incoregible como nadie que sin duda hoy puedo decir es el causante de que una vez más la cama de un hospital sea su único refugio.

Desde aquí querida abuela te dedico mis palabras, esas que tantas veces te gusta leer, esas que se que tu valoras más que nadie. Me tienes a mi de principio a fin, no pienso soltar tu mano ni una sola vez en las luchas que ahora juntas tengamos que librar. Puedes relajarte porque te prometo que ahora seremos nosotros los que cuidaremos de ti, vamos a hacer que las líneas de tu vida solo sean trazadas rodeadas de sonrisas y alegría por que ahora es nuestro turno. Ahora es cuando la niña de los rizos y yo, entre otros, vamos a tomar las riendas de la situación y vamos a hacer que el único cansancio provenga de una alegría extrema porque todos te queremos, todos te amamos y admiramos y por si acaso no lo has sentido ya, te recompensaré con millones de abrazos y caricias todo el tiempo que sigas a mi lado.
Te quiero, te queremos y vamos a luchar por ti y por el miedo que nos da que te alejes.
Se que todos tenemos una hora, pero me niego a pensar que la tuya se acerca.
Esta solo es una piedra en el camino, una que juntas conseguiremos esquivar.